miércoles, 21 de diciembre de 2011

Veinticuatro(Manu):

-Tío, no me puedo creer que, por fin, hayas hablado con Elena. Su amiga tenia razón cuando me dijo que os dejásemos solos- dijo Gonzalo llegando a la puerta de mi casa.
-¿Cuándo sucedió eso?- le pregunté extrañado.
Mi amigo rió y dijo:
-Ya veo que estabas en Babia. Pues eso sucedió cuando estábamos en la Plaza mayor, pero claro, Elena y tú estabais en una conversación tan interesante, que no os dabais cuenta de nada.
Ahora que me acordaba, era verdad. Estaba tan absorto en mi conversación con Elena que ni me daba cuenta de la que tenían Gonzalo y Cristina.
-Bueno, Manu, me marcho para casa. Ya nos vemos el próximo fin de semana- dijo mi amigo.
-De acuerdo. Adiós, Gonzalo- me despedí.
-¡Adiós!- se despidió y se marchó.
Yo entré en casa. Mi madre me dijo que tenía la cena en el microondas, así que cené solo en la cocina. Sobre las once y media, me fui a dormir.
Estando acostado en la cama, recordé la conversación con Elena. Había descubierto muchas cosas sobre ella. Me di cuenta que, ambos teníamos muchas cosas en común.
No la noté muy tímida, como me dijo su amiga. Bueno, al principio, quizás un poco, pero luego, no tanto.
Gonzalo y Cristina tardaron cerca de media hora para comprar las gominolas.
-Había mucha gente- dijo la chica cuando llegaron.
No creo que fuese verdad, pero bueno...
La verdad, es que aquella conversación no estuvo tan mal como creía. Por lo menos, nos habíamos reído. Hubo un momento en el que estuve a punto de decirle la verdad, pero me eché para atrás.
¿Y si con lo bien que iba todo, lo estropeaba?. Ya sabía que le gustaba a Elena, pero prefería que las cosas siguieran su curso. Era mejor no precipitarse. Las cosas estaban bien de esta forma. Al menos, ya había conseguido hablar con ella.
Mi móvil sonó. Un mensaje de Gonzalo:
"Buenas noches. Perdona que te lo diga ahora, pero antes se me olvidó. Cristina, la amiga de Elena, es muy simpática, me cae bien, ja, ja. Bueno, eso era todo. Buenas noches de nuevo, Don Juan".
Me tuve que reír. Me pareció que, a Gonzalo, le estaba empezando a gustar Cristina. No, si al final con la tontería, acaba él antes con la amiga de Elena que yo con ella.
En fin, ya el tiempo dirá lo que pasa.
Me giré hacía la izquierda, cerré los ojos y me quedé dormido.

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