miércoles, 21 de diciembre de 2011

Diecinueve(Manu):

Por fin había llegado el fin de semana. Cuando llegué a casa, inmediatamente, llamé a Gonzalo. Le dije a mi madre que, en cuanto mi amigo llegase, lo hiciera pasar a mi habitación.
No tardó mucho en llegar, pues vivía en una calle cercana a la mía. Estuvimos un rato hablando sobre nuestras cosas hasta que Gonzalo sacó el tema de Elena.
-¿Sabes?. Te acuerdas que te dije que el miércoles estuvimos los chicos y yo en el pub donde trabaja Elena, ¿verdad?.
-Si,¿y cómo estaba ella?.
Me miró como diciendo que me estaba volviendo loco, pero me contestó:
-Bien, ya te lo dije por teléfono, pero tú parecías ido. Ahora que me acuerdo, ¿cuál fue el motivo de tu llamada?
-Estaba bebiendo agua y se me resbaló el vaso. Tuve como un presentimiento.
-¡Vaya casualidad!. A ella también se le cayó un vaso.
Lo miré extrañado.
-Haríais muy buena pareja.
-¿Por qué dices eso?
-¿Te acuerdas que me dijiste que su amiga te había dicho que tú le gustabas a ella?
Asentí. Para no acordarme, aún no me lo creía del todo.
-Pues es verdad.
-¿Y cómo lo sabes?
-Me lo dijo ella misma.
-¿Elena?
Ahora fue Gonzalo quien asintió.
-Mira, es que le dije que ella a ti te gustaba desde hace tiempo. Al principio, no se lo creía, como te pasó a ti, pero luego, si lo hizo.
Me quedé sin palabras.
-¿No dices nada al respecto?- preguntó mi amigo con una sonrisa.
-Es que no se me ocurre nada que decir.
-Pues ahora que sabes que sentís lo mismo, aprovecha y conócela mejor.
-¡Cómo si fuera tan fácil!- exclamé.
-Arriésgate, Manu. Me parece que estudiar lo que tú estás estudiando, es más difícil que entablar conversación con ella.
-No te creas.
-Manu...
-Vale, vale. Hablaré con ella la próxima vez que la vea, pero como yo empiece a meter la pata...
-Yo me hago cargo- dijo en una sonrisa.
Gonzalo tenía razón. Debía de hablar con ella. No iba a ser tan difícil, digo yo. Seguro que había situaciones peores y esto no sería así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario