miércoles, 8 de junio de 2011

Siete (Elena)

-¡No me lo puedo creer!.¿Cómo es que te dijo que le gustabas a un amigo suyo?- exclamó Cristina cuando le conté lo sucedido.
-Pues lo que te acabo de contar, Cristina.
-Mira, no es por nada, pero a mí me parece que tú le gustas a él. Lo que pasa es que lo dará vergüenza decirtelo.
-¡Venga ya!. Eso si que me lo creo.
-Tiempo al tiempo, Elena.
Me quedé mirando a mi amiga. Que yo le gustara a ese chico, era imposible. Debía de admitir que,cada vez que lo veía, me quedaba mirandolo. En algunas ocasiones, lo había pillado mirandome. Pero eso no quería decir nada.
Suspiré y me tiré sobre mi cama. Cristina volvió a hablar.
-Venga, Elena, no te desanimes. Ya sabes lo que se dice: la esperanza es lo último que se pierde.
-Ya no sé lo que pensar, amiga.
-Te lo he dicho antes, tiempo al tiempo.
Sonreí, no sabía que decirle.

Después de un rato, mi amiga se marchó a su casa. Ya quedaríamos al día siguiente para dar una vuelta.

Un poco después de cenar, me acosté. Aunque no me quedé dormida hasta un rato más tarde.
Me quedé pensando en todo lo sucedido esta tarde. Ni siquiera me había desprendido de aquella nota que me había dado Manuel, y no creía que lo fuera hacer. Era lo único que tenía de él: una hoja con unas cuantas palabras.
Suspiré con aquella hoja en mi mano derecha.
Cuando me quise dar cuenta, tenía las lágrimas saltadas. No sabía muy bien por qué lloraba. No tenía ningun motivo para hacerlo. Me sequé las lágrimas, mientras pensaba en él.
Manu.
¿Cómo podía pensar que yo le gustaba?.¿Y si tenía novia?. Nunca lo había visto con ninguna chica, pero eso no quería decir nada. Él estudiaba en Sevilla y yo vivía todo el año en Osuna, así que, lo que él hacía en la capital, no lo sabía.
Volví a suspirar y dejé la nota dentro de uno de los cajones de la mesita de noche. Luego me volví hacía la izquierda, cerré los ojos y me quedé dormida.

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