miércoles, 25 de mayo de 2011

Seis (Manu)

Mientras veía que Elena se alejaba, me quedé pensando. No sabía como pude ser tan cobarde y no decirle lo mucho que me gustaba. Respiré hondo, me levanté y volví a la biblioteca. Cuando entré en ella y volví a mi mesa, me percaté que Luis no estaba allí.
-¿Y Luis?- le pregunté a Carlos.
-En el lavabo- contestó mi amigo.-¿Y tú dónde estabas?.
-Con Elena.
-¿Elena?,¿Aquella chica de antes?- preguntó y yo asentí.
Me senté en mi sitio anterior y volví a centrarme en mis estudios, aunque eso sólo duró unos instantes, ya que Carlos se encargó de contarle a Luis todo lo que acababa de hacer en cuanto éste llegó.
-¿Le has dicho que te gusta?- me preguntó Luis.
-No. No sé por qué le he dicho que le gustaba a un amigo mío.
-¿Y que te ha dicho ella?- preguntó Carlos.
-Cuando le dije eso, ella se sentó en el banco, como un poco decepcionada. Luego me dijo que a ella le gustaba otro chico.
-¡No me seas idiota, Manuel!. Le tenías que haber dicho que ese chico eras tú. Con lo poco que tú mientes, no sé por qué lo has hecho.- dijo Luis.
Me encongí de hombros. La verdad es que Luis tenía razón. Debería de haberle dicho que ese chico era yo. Ahora sentía algo dentro de mí que me pesaba. Al menos, podría saludarla por la calle cuando la viera.
Seguí en la biblioteca hasta que cerró. Al salir, me despedí de mis amigos y me dirigí a mi casa con la cabeza en otra parte. Seguía pensando en lo que había hecho. Me parecía imposible haberle mentido.
¿Qué le gustaba a un amigo mío?. Idiota, mira que eres idiota, Manuel. Con ese pensamiento llegué a mi casa. Cuando entré, mis padres no estaban allí. Habían dejado una nota en la que decían que estaban fuera y que tenía algo de comiga en el microondas.
Me senté en el sofá y puse la televisión en busca de algo que me entretuviera, pero en mi mente sólo aparecía ella.
Elena.
Elena y su cara de decepción al decirle que le gustaba a un amigo mío.
A lo mejor esperaba que le hubiese dicho otra cosa.

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