lunes, 25 de abril de 2011

Uno (Elena)

Estaba en la biblioteca buscando un libro, cuando de repente, lo vi entrar. Iba acompañado de sus amigos. Al principio, me pareció extraño verlo, pero pronto caí en la cuenta de que hoy era jueves.
Me giré rápidamente hacía la estantería, en busca de una novela para llevarme a casa. En parte, también lo hice porque no quería que me viese, ya que me ponía de un rojo intenso. Aunque ya sólo me pasaba a veces.
Cuando elegí el libro, me dirigí hacía la mesa de la bibliotecaria. Me conocía lo suficiente bien, como para decirme qué me pasaba.
-Nada, sólo que de repente de ha entrado algo de calor- contesté. No me gustaba mentir, pero tuve que hacerlo.
Leticia me miró como si no se lo creyese. Cogí mi libro y me senté en una mesa para leer un poco. Suspiré mientras abría la novela y me puse al leer.
Poco minutos después, alguien me tocó el hombro. En un primer momento, creí que era Leticia, pero, al levantar la mirada, vi que no era ella, si no él. Me entregó una nota, a la vez que notaba que mi cara adquiria de nuevo el color rojo intenso de antes.
Vi que sonreía y, después de decir un hasta luego, se fue. Me quedé mirando aquella nota, fijamente e indecisa. ¿La abría o no?, ¿qué podría poner?. Lo miré, tímidamente, por encima de la lámpara de estudio que había delante mía y vi que estaba enfrascado estudiando con su ordenador portatil. Hablaba con sus amigos y también sonreía. Volví a mirar la nota. Estaba escrita en una hoja cuadriculada, doblada en cuatro, con lo que, no se podía ver lo que ponía en su interior.
Suspiré de nuevo y cogí la nota con más ganas. Tenía que abrirla.
No creo que sea nada malo, pensé mientras la abría.
Me sorprendió mucho lo que decía aquella nota.

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